viernes, 5 de septiembre de 2008


El «transponder» o microchip consiste en un receptáculo de cristal que contiene una cápsula electromagnética y numerosos «chip» de silicio.
Mide aproximadamente 23 milímetros de largo y 3 de diámetro. Aunque encuentro también
información de chips de 11.5 mm de largo x 2.1 mm de diámetro. Cuando se transmite una señal de frecuencia al «transponder», la espiral genera una corriente eléctrica -un efecto que fue descubierto por Michael Faraday hace muchos años- que se utiliza para conducir el circuito del «chip» de silicio, y transmite una señal de 64 bits. La señal puede ser captada por un receptor que se instale en un edificio inteligente. Mediante un ordenador, puede reconocer el código, que es único, e identificar al individuo en cuestión.
En el caso de microchips instalados en animales, encontramos que la memoria del dispositivo electrónico permite almacenar un código de 16 números que combinados entre sí dan una posibilidad de 30 Trillones de combinaciones, lo que significa que cada microchip es único y no tiene posible duplicidad.
También se estudia la aplicación directa de los circuitos, sin cápsula. Sin embargo, parece ser que los chips introducidos directamente en un organismo no sobreviven más de una semana. A partir de entonces empiezan a deteriorarse.



Los
RFID (Radio Frequency Identification) conocidos como Identificación Pasiva no requieren una fuente de energía propia para su funcionamiento. No requieren baterías.
Este tipo de transponders son comúnmente llamados: microchips, chips, tags, electronic tags o transponders pasivos.
Es una tecnología establecida que usa energía electromagnética para identificar objetos a distancia.
RFID son las etiquetas que encontramos en artículos de venta en supermercados, en libros de algunas librerías, etc.



En 2005 se
predecía el uso masivo de esta tecnología en tres años, y ya entonces se decía que “a la Unión Europea le preocupa que el uso generalizado por las empresas y los gobiernos amenace la privacidad y el derecho de la protección de la información”. O: “En Estados Unidos organismos que resguardan la privacidad han prevenido contra la habilidad para colectar a subrepticiamente una gran variedad de datos sobre la misma persona; rastrear a individuos mientras caminan en lugares públicos; mejorar los perfiles de los consumidores por su conducta de compra”.
Esta
tecnología atrae a fabricantes, mayoristas y detallistas. Procter & Gamble y Benetton fueron pioneras en su uso pero Wal-Mart fue la primera compañía en convertirlo en norma.
Sin embargo, la novedosa tecnología llamada polvo inteligente va aún más lejos que los chips RFID. Esta fue concebida hace más de diez años por Kris Pister y Randy Katz, con financiación de
DARPA (Agencia de Investigación de Proyectos Avanzados de Defensa), brazo de alta tecnología del Pentágono.



El interés de
DARPA es el desarrollo de redes de sensores del tamaño de una cabeza de fósforo o más pequeños, a menudo conocidos como “motas” (smart specks), que serían desplegados sobre territorio enemigo para que transmitan en tiempo real datos sobre movimientos de tropas, armas químicas o cualquier otra información necesaria.
Atentos a
esto:
“Un grupo de ingenieros de la Universidad de Glasgow está diseñando una nueva familia de exploradores planetarios: dispositivos diminutos, con formas que se pueden modificar, que pueden ser transportados por el viento como partículas de polvo, pero que también pueden comunicarse, volar en formación y tomar mediciones científicas.

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